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Los serenos del mar

En Santander llaman a la gente para ir a la mar indistintamente dos muchachos o dos tripulantes de la embarcación, a los cuales avisa de antemano el patrón; la misma forma usan en los demás puertos de la provincia.

Tomado de laredoenelotroespejo.blogspot.com.es

D. Benigno Rodríguez Santamaría,en su obra “Los Pescadores del Norte y Noroeste de
España” (1916) dice así:

 

Cómo verifican la salida para la pesca. — Así como en la provincia de
Santander emplean en algunos puertos señales para salir o no a pescar
y para regresar al puerto estando en la mar, en Guipúzcoa son
completamente libres e independientes, saliendo o entrando cuando
les parece.
Generalmente, el sereno llama al patrón del barco a la hora que éste
se lo encargó, y luego él va llamando a los tripulantes, pero hay
puertos en que el patrón se levanta al tocar un despertador, que todos
tienen precisamente para eso. (…)
La forma de dar el aviso o señal para salir a la pesca diariamente, es
muy variada, y por cierto curiosa en algunos puertos, y por eso la
describiré tal y como la he presenciado. En Ondarroa, avisan a los
tripulantes para ir a la pesca los serenos de mar, individuos pagados
por la Cofradía, y a este fin, a la hora convenida, con un mazo de
madera dan tres golpes en casa de cada pescador.
En Lequeitio, hay dos mujeres por cada barco, a las que pagan las
lanchas un cuarto de soldada y van gritando por las calles en donde
habitan los pescadores, a la hora señalada, diciendo: “Fulano de Tal, en
nombre de Dios, levántate para ir a la mar”.
Además, hay también señeros nombrados por la Cofradía, que son los
que ordenan el llamamiento a las mujeres si el tiempo lo permite.
En Elanchove, llaman a la gente, como en la provincia de Santander,
con tamboril y pito, que van tocando por las calles.
En Bermeo es el puerto en donde existen más ordenes para estas
cosas, puesto que el campanero llama a los señeros o alcaldes de mar,
y éstos, después de observar el tiempo, dicen si se puede o no salir a
pesca, y en caso afirmativo se llama a los pescadores con tres toques
dados por la campana de la Cofradía, con intervalos de diez minutos;

el primero, de
60 campanadas, sirve para levantarse y desamarrar los barcos de los muertos y atracarlos a
las rampas o escalas; el segundo, de 40 campanadas, sirve para embarcar tripulantes y

enseres, y el tercero, de 30 campanadas, sirve para salir del puerto, y nadie sale hasta este
tercer toque so pena de ser multado (…).
Estos avisos son el Laredo por medio de pito o flautín y tamboril que toca un solo hombre, es
decir, que con la mano derecha toca el pito y con la izquierda el tamboril que lleva colgado
con una cuerda del cuello; empieza en un extremo del pueblo tocando piezas y recorre todas
las calles en donde habitan los pescadores, levantándose éstos y embarcándose en las lanchas
para salir a la pesca. (Hemos de tener en cuenta que, en aquella época, Laredo, la zona
habitada, ocupaba pocos más de las seis calles de la Ciudadela y el Arrabal).
En Santander llaman a la gente para ir a la mar indistintamente dos muchachos o dos
tripulantes de la embarcación, a los cuales avisa de antemano el patrón; la misma forma
usan en los demás puertos de la provincia.
Para no salir a pescar en Laredo deja de tocar el tamboril de que anteriormente se habla,
poniendo además, si es de noche, un farol en el puerto colgado de una embarcación y una
bandera si es que ya es de día izada en un palo; (…).

 

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