De pluma ajena

CANELA FINA LUIS MARIA ANSON
Con partidos y sindicatos, lo mismo que con la Iglesia
El Mundo, 19.03.2009
ZAPATERO se creía todas esas camelancias de que los templos están vacíos, de que la Iglesia Católica es una reliquia, de que el consumismo había desbordado el sentimiento religioso. Así es que decidió dar un golpe de muerte al catolicismo en España suprimiendo en los Presupuestos Generales del Estado la asignación que recibía la Iglesia. Y, a cambio, que los fieles católicos rellenaran en sus declaraciones de la renta una casilla otorgando a la Iglesia un 0’7% de lo que pagan en impuestos. Creía el presidente circunflejo que el catolicismo en España es como el budismo, el hinduismo o el islamismo, y que apenas unos millares de personas se molestarían en favorecer a la Iglesia.
Nadie le explicó a Zapatero que todos los fines de semana acuden a los templos católicos 11 millones de personas, sobre todo jóvenes, es decir, más españoles de los que votan una vez cada cuatro años al PSOE. Tampoco le explicaron que el 92% de los niños son bautizados; que el 96% de los entierros se hacen en el ritual católico; que las ONG religiosas se han multiplicado; que el 80% de los padres de familia exigen enseñanza católica para sus hijos en las escuelas; que un millón de jóvenes rodearon al Papa en su última visita a Madrid.
Y, claro, ha ocurrido lo que Zapatero no se esperaba. Cerca de nueve millones de contribuyentes han rellenado la casilla de ayuda a la Iglesia Católica, es decir, una proporción arrolladora sobre el número total de los españoles que pagan impuestos. La ingente labor de la Iglesia Católica española en las misiones del tercer mundo, en hospitales, asilos, leproserías, centros de sida; en colegios y Universidades; en la custodia de tesoros artísticos y culturales, ha quedado refrendada por la voluntad del pueblo español. Científicos como César Gómez Campo, tras declararse agnóstico, ha escrito que él rellena el casillero correspondiente para favorecer la gran labor cultural, benéfica, asistencial y social que la Iglesia realiza.
Y vuelvo a lo que he expuesto en más de una ocasión. Estoy de acuerdo en que no haya asignación presupuestaria para la Iglesia y que ésta sólo reciba lo que sus fieles determinan. Pero, ¿por qué no se hace lo mismo con los partidos políticos y los sindicatos? ¿Por qué no se suprimen las subvenciones y ayudas presupuestarias a partidos políticos y sindicatos y se sustituyen por la correspondiente casilla en la declaración de la renta para que los simpatizantes de estas instituciones dediquen el 0’7% de sus impuestos a sufragar los gastos del PSOE, del PP, de UGT o de Comisiones Obreras?
¿Se atreve Zapatero, se atreve Rajoy, a hacer con sus partidos lo mismo que han hecho con la Iglesia? La democratización profunda de la vida española se producirá cuando partidos políticos y sindicatos no vivan de la asignación presupuestaria sino de la voluntad de los afiliados y simpatizantes. Se terminará así con la anomalía de que una parte de los impuestos de Irene Villa vaya a parar a ANV o que el PP reciba dinero de los impuestos que paga Almudena Grandes.
Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.

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